Una experiencia para compartir
Habitualmente las páginas «sobre nosotros» de las empresas suelen mostrar una visión idílica de las personas que trabajan en ellas. Yo te voy a contar mi experiencia personal con el grupo humano que está detrás de esta web, para que puedas conocerlos mejor y tomar una decisión meditada sobre tu reforma.
Hace unos meses, tras muchos años de esfuerzo ahorrando, me embarqué en la compra de mi primera vivienda. Era un piso pequeñito en el barrio de San José, pero tenía un significado muy especial para mí. Era el lugar donde comenzaría una nueva vida.
Como casi todos los chicos de mi edad no pude permitirme el lujo comprar una vivienda de obra nueva sin hipotecarme y no me quedó más remedio que adquirir un piso antiguo para reformar.
Mi pesadilla buscando reformistas en internet
Sin apenas contactos en el gremio decidí buscar por mí mismo unos profesionales por internet: craso error. La experiencia no pudo ser más traumática.
Contraté a unos “profesionales” para que me hicieran un trabajo que debería haber durado 4 días. Tres meses más tarde aún seguían en el piso.
Créeme, si a pesar del retraso el resultado hubiese sido bueno no estaría contándote esto. Pero desgraciadamente fue desastroso.
Mientras tanto tuve que hacer frente a una serie de gastos ocasionados indirectamente por su mala praxis. Meses de alquiler adicionales, vacaciones arruinadas, innumerables llamadas de teléfono, etc.
Pero lo peor de todo fue la ansiedad que genera este tipo de situaciones.
¿Te imaginas tener que llamar a tu contratista a diario -durante tres meses- y tener que escuchar día tras días que en dos días estaría todo finalizado? ¿Te imaginas entrar a tu casa a diario esperando ver alguna evolución y resignarte al ver todo en el mismo estado?
Venga, ponte en mi situación. Encargas tu obra a una persona en teoría confiable. Le pagas la mitad del importe por adelantado y empiezas a visualizar tu nuevo hogar.
El primer día no aparece y piensas que no tiene importancia. El segundo tampoco, ni el tercero. Cuando tras una pequeña discusión aparece a la semana crees que todo va a ir sobre ruedas. Pero lo único que ves es tu piso lleno de colillas, tu recién estrenado inodoro sucio (muy sucio!) y el resto de la casa mal cubierta y llena de polvo, escombro y material de obra.
Así durante tres meses.
Hasta que dije basta.
De nada sirvieron las disculpas, ni las promesas, ni los descuentos. Mi relación profesional con ellos había terminado.
“cree en los hechos, no en las palabras”
¿Por qué te estoy contando todo esto? Porque da cada mala experiencia, necesitamos una buena para resarcirnos.
Luz al final del túnel
Gracias a mi infructuoso viaje entre los reformistas piratas y los profesionales de las reformas que no merecen considerarse como tal, aparecieron los chicos de Reformas 2.0.
Si tuviese que definirlos diría que son:
- PROFESIONALES: Saben hacer su trabajo y lo hacen genial. Y esto no significa únicamente que sus resultados finales sean geniales (que lo son), sino que te orientan y te aconsejan durante todo el proceso.
- Rápidos: Y eso no significa necesariamente que trabajen rápido (que lo hacen). Sino que cumplen los plazos estipulados.
- Económicos: Cuando les conté mi experiencia anterior no sólo arreglaron el desaguisado, sino que lo hicieron a un precio justo.
- Limpios: A veces únicamente tenemos en cuenta los plazos y el precio a la hora de elegir un profesional. Pero el hecho de mantener limpio y ordenado el lugar de trabajo, dice mucho de un operario.
Conclusión
Ahora, mirando todo con perspectiva, hubiera hecho las cosas de manera muy diferente.
Confío en las personas que me dicen la verdad, incluso cuando la verdad no es lo que quiero escuchar.
Espero de una empresa de reformas que:
- Me oriente en el proceso
- No mienta en los plazos
- Trabaje con diligencia
- Cumpla los plazos
- Económicamente me pueda permitir
Y hasta aquí mi experiencia. Espero que te sea útil y no cometas mis errores.